Foto: Gonzalo Keogan
La sociedad de El Bolsón atraviesa nuevamente un momento complicado de sobrellevar, en el cual una vez más las autoridades políticas tendrán la responsabilidad de poner paños fríos y buscar una salida común a todos los vecinos, evitando generar mayor división, como ya ha sucedido en el mes de mayo, pero del año pasado.
La creación del Consejo de Seguridad, fallida desde su concepción, marcó la semana pasada un nuevo marco de discusión en el cual parece haber ganado una vez más la confrontación por sobre la paz social.
De esta manera, los vecinos con mayor participación en los temas que atañen a toda la sociedad, parecen haber perdido el camino del acuerdo y el trabajo tiendo como base las preocupaciones en común.
En el encuentro de la semana pasada, en más de una ocasión se escuchó a los vecinos con más experiencia manifestar una especie de reto a todos los presentes, en la cual se dejaba en claro que “somos todos los vecinos y nos vemos las caras todos los días en el supermercado. O tiramos para el mismo lado o el pueblo se nos va al tacho de basura”
Sumado a ello, los pocos funcionarios presentes, representantes de todo el pueblo, y no sólo de aquellos que los votaron, tomaron postura rápidamente en el conflicto e interactuaron como un vecino más. Estos como representantes del estado deberían haber buscado un camino de acuerdo y mediación, y llevar el ejemplo al resto de los vecinos.
Según el escritor y abogado ingles, Andrew Floyer Acland, la alternativa más clara para la resolución de este tipo de conflictos es la mediación, sin embargo en un pueblo con posturas tan tajantes y autoridades tan ausentes, parece difícil encontrar ese salida.
Según Acland, “la mediación es la llave de la caja de herramientas de la solución de las disputas. Puede utilizarse en un ambiente formal para dirimir querellas multimillonarias, o en la sala de estar de una vivienda familiar para solucionar un problema son los vecinos. Puede servir para conciliar los intereses en pugna de empresarios, gobierno local y especialistas en medio ambiente en una compleja disputa sobre el uso de la tierra, y puede ayudar a generar confianza y comprensión entre personas de diferentes orígenes”.
La semana pasada el intendente de la localidad, Ricardo García, habló sobre el tema y remarcó que a pesar de esas diferencias, El Bolsón tiene “la oportunidad de crear el Consejo de Seguridad y vamos trabajar en ello”.
Las palabras del intendente llaman la atención, dado que la creación dependía directamente de una decisión política, tal cual lo manifestó el propio Ministro de Seguridad y Justicia, Oscar Albrieu. Con lo cual la oportunidad para El Bolsón estuvo dado durante los últimos dos años y medio de gobierno.
Llama la atención además, que estos dos funcionarios hayan sido los grandes ausentes, siendo ambos los máximos responsables de llevar adelante la conformación de este ente mixto y quienes podrían haber evitado el clima tenso y de discusión que se vivió la semana pasada en el aula Magna del Hospital de Área de El Bolsón.
¿Ruptura en el contrato social?
Si bien suena exagerado hablar de una ruptura en el contrato social, lo cierto es muchas premisas que componen dicho contrato se están desmoronando, sobre la base de partida, que es la de acordar o pactar algo en común.
La definición en filosofía política, ciencia política y sociología, del contrato social, es que un acuerdo real o realizado en el interior de un grupo por sus miembros, como por ejemplo el que se adquiere en un Estado con relación a sus derechos y deberes y los de sus ciudadanos. Se parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo, por voluntad propia, con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y de unas leyes a las que se someten. El pacto social es una hipótesis explicativa de la autoridad política y del orden social.
El contrato social, como teoría política, explica, entre otras cosas, el origen y el propósito del Estado y de los derechos humanos. La esencia de la teoría (cuya formulación más conocida es la propuesta por Jean-Jacques Rousseau) es la siguiente: para vivir en sociedad, los seres humanos acuerdan un contrato social implícito que les otorga ciertos derechos a cambio de abandonar la libertad de la que dispondrían en estado de naturaleza. Siendo así, los derechos y los deberes de los individuos constituyen las cláusulas del contrato social, en tanto que el Estado es la entidad creada para hacer cumplir el contrato. Del mismo modo, los seres humanos pueden cambiar los términos del contrato si así lo desean; los derechos y los deberes no son inmutables o naturales. Por otro lado, un mayor número de derechos implica mayores deberes, y menos derechos, menos deberes.
Fuente : LA COMARCA NOTICIAS
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