Se suele decir que los pueblos son más seguros que las grandes ciudades. Que hay menos violencia, que todos se conocen, que se puede vivir con las puertas abiertas… pero El Bolsón parece no entrar dentro de estos parámetros. El Bolsón parecería más bien una Zona Liberada.
No se entiende si es porque los políticos bolsoneros están más preocupados por inventar historias para justificar sus ineptitudes, porque están enredados en internas que ellos solos comprenden o porque directamente no les interesa, pero lo cierto es que se está atravesando una suerte de descontrol institucional que se traduce en violencia diaria.
Sin ir más lejos estos días se realizaron denuncias por hechos graves ocurridos durante el fin de semana. El domingo a la mañana unas chicas de alrededor de 15 años fueron asaltadas, derribadas y salvajemente golpeadas (a patadas en la cara cuando estaban tiradas en el piso) por un grupo de cobardes.
Para agravar la situación, las pibas se acercaron a un policía quien no les dio ni la hora y no asentó el ilícito en ningún registro.
El día anterior, ya se habían registrado una serie de robos en el Barrio Arrayanes -moneda corriente por esos pagos-. Robos que son cada vez más frecuentes, y cada vez más violentos. La mayoría de ellos perpetrados durante los ya habituales cortes de luz. (¿Habrá complicidad entre los cortes y los robos?).
Hay que sumar también a esto las constantes denuncias que se reciben en la comisaría 12 por casos de violencia de género y abuso sexual.
Si bien son diferentes actos, y responden a diferentes factores, no dejan de ser actos de violencia que nos obligan a pensar que algo está pasando en El Bolsón. No hay que ser un genio para darse cuenta que el clima de constante confrontación y belicosidad que se vive en lo político está impregnando la matriz social de la peor forma posible.
Un indicador más de esta situación es el gravísimo problema que está teniendo la comunidad respecto a los casos de violencia escolar -bullyng-. De hecho ya algunos padres, y frente a la total inacción de las autoridades locales, han organizado “Encuentros que padres de alumnos víctimas de bullying” y están buscando poner fin “a los hechos de violencia que vienen protagonizando alumnas y alumnos de los establecimientos educativos de El Bolsón”. Entre otras cosas marcan como una de las variables del problema el alto consumo de drogas y alcohol.
Al margen de los políticos que vienen y van, es necesario plantearse qué está pasando con la sociedad de El Bolsón. Porque de a poco y sin darse cuenta, están perdiendo lo más valioso que un pueblo de esa belleza debería tener: la paz y la tranquilidad.
Fuente: Merionegro.com.ar
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