A 39 años de la muerte del General Perón, el gobernador destacó “la herencia doctrinaria del justicialismo”, y dijo que el líder “fue el más extraordinario conductor político que tuvo la Argentina en el siglo XX.”
El gobernador durante el acto en Rawson, junto a Mac Karthy, Yauhar, Artero y Eliceche.
“Estamos convencidos de que Cristina Fernández de Kirchner ejerce hoy la conducción del peronismo dentro de esa visión estratégica, que es ese vínculo esencial con las necesidades, las aspiraciones y la voluntad del pueblo, recuperando la capacidad transformadora que el General Perón supo imprimirle al movimiento”, sostuvo hoy Martín Buzzi, gobernador de Chubut.
El mandatario recordó la fecha del deceso del líder y fundador del justicialismo, señalando que “Juan Domingo Perón fue el más extraordinario conductor político que tuvo la Argentina en el siglo XX y el movimiento que fundara – el justicialismo – pervive en el tiempo inspirándose en sus enseñanzas y consejos, en el centro de los cuales está la búsqueda de la justicia social.”
Buzzi rescató de la historia el “célebre discurso sobre la Comunidad Organizada en el Congreso Nacional de Filosofía realizado en el acto de clausura de esas jornadas académicas, en Mendoza, en abril de 1949. Allí expuso las bases doctrinales del justicialismo, condensando su visión del mundo y su experiencia profesional y política. Es una pieza que todavía hoy se lee con provecho intelectual y grandeza de miras, a pesar del tiempo transcurrido en el mundo y en la Argentina”.
Destacó también el mandatario justicialista que en “la amplísima herencia conceptual que nos legó en numerosos escritos, están también sus discursos y gestos de convivencia y civilización política, resumidos en aquella máxima de que ‘para un argentino no hay nada mejor que otro argentino’ lo que debe leerse hoy en clave de solidaridad entre todos los habitantes de nuestro territorio.”
Sobre la actualidad, luego de destacar que Cristina Kirchner expresa hoy lo sustancial del peronismo, enfatizó que “la conducción estratégica requiere de una amplia organización que la sustente y sea capaz de llevar a la práctica del siglo XXI la doctrina del justicialismo. Esto es lo que nos obliga a todos a trabajar también, cada uno desde su ámbito de responsabilidad, para actualizar los programas de acción (porque los desafíos de la tecnología así lo imponen) y llevar a la práctica los principios doctrinarios, que tienen una amplia vigencia en el tiempo. Y nos impone asimismo consolidar la organización con formas democráticas de debate y participación política. No es actuando por afuera de las estructuras del justicialismo que se garantizan los ideales que nos mueven. Quienes así actúan van contra la historia y favorecen la división en el seno del pueblo.”
El primer mandatario chubutense fue entonces más allá, al fustigar a quienes se alejan de la militancia, al enfatizar que “propio Perón advirtió muchas veces que no debía invocarse su nombre para hacer cualquier trapisonda política, sino que la lealtad se prueba en las acciones concretas y que cada uno de nosotros tiene responsabilidades en esa línea. Si se tiene confianza en el pueblo y en su lucha, la humildad – que es una virtud rara en política – debe ser la actitud sobresaliente de quien quiere conducir, porque lo primero es tener conducta y estar al servicio de la gente sin poner en primer término los intereses personales.”
Buzzi se refirió también al “último Perón, que regresó al país en 1973 y debió hacerse cargo de la conducción del Estado, (a pesar de los enormes riesgos que ello implicaba para su salud, gesto de grandeza que culminó con su muerte – en circunstancias en que los antagonismos políticos se dirimían con las armas en la mano –), y que nos dejó como ejemplo la necesidad de la reconciliación y de sumar todos los esfuerzos para la construcción en común. El abrazo con Balbín, su adversario de siempre, simboliza esa mano tendida”.
Al defender “la vida democrática como expresión de una sociedad plural” señaló que “esto requiere también identidades doctrinarias – por eso hay que fortalecer a todos los partidos políticos que tengan visiones diferentes pero que convergen en la construcción de una plataforma común – y no mezcolanzas donde nadie sabe quién es quién ni qué propone más allá de su propia ambición. Si no hay claridad en la oferta política tampoco hay un compromiso exigible en las conducciones de los partidos y del Estado. Esto es lo que recordamos hoy, en la rica doctrina peronista, para aplicar a las circunstancias actuales”
El mandatario recordó la fecha del deceso del líder y fundador del justicialismo, señalando que “Juan Domingo Perón fue el más extraordinario conductor político que tuvo la Argentina en el siglo XX y el movimiento que fundara – el justicialismo – pervive en el tiempo inspirándose en sus enseñanzas y consejos, en el centro de los cuales está la búsqueda de la justicia social.”
Buzzi rescató de la historia el “célebre discurso sobre la Comunidad Organizada en el Congreso Nacional de Filosofía realizado en el acto de clausura de esas jornadas académicas, en Mendoza, en abril de 1949. Allí expuso las bases doctrinales del justicialismo, condensando su visión del mundo y su experiencia profesional y política. Es una pieza que todavía hoy se lee con provecho intelectual y grandeza de miras, a pesar del tiempo transcurrido en el mundo y en la Argentina”.
Destacó también el mandatario justicialista que en “la amplísima herencia conceptual que nos legó en numerosos escritos, están también sus discursos y gestos de convivencia y civilización política, resumidos en aquella máxima de que ‘para un argentino no hay nada mejor que otro argentino’ lo que debe leerse hoy en clave de solidaridad entre todos los habitantes de nuestro territorio.”
Sobre la actualidad, luego de destacar que Cristina Kirchner expresa hoy lo sustancial del peronismo, enfatizó que “la conducción estratégica requiere de una amplia organización que la sustente y sea capaz de llevar a la práctica del siglo XXI la doctrina del justicialismo. Esto es lo que nos obliga a todos a trabajar también, cada uno desde su ámbito de responsabilidad, para actualizar los programas de acción (porque los desafíos de la tecnología así lo imponen) y llevar a la práctica los principios doctrinarios, que tienen una amplia vigencia en el tiempo. Y nos impone asimismo consolidar la organización con formas democráticas de debate y participación política. No es actuando por afuera de las estructuras del justicialismo que se garantizan los ideales que nos mueven. Quienes así actúan van contra la historia y favorecen la división en el seno del pueblo.”
El primer mandatario chubutense fue entonces más allá, al fustigar a quienes se alejan de la militancia, al enfatizar que “propio Perón advirtió muchas veces que no debía invocarse su nombre para hacer cualquier trapisonda política, sino que la lealtad se prueba en las acciones concretas y que cada uno de nosotros tiene responsabilidades en esa línea. Si se tiene confianza en el pueblo y en su lucha, la humildad – que es una virtud rara en política – debe ser la actitud sobresaliente de quien quiere conducir, porque lo primero es tener conducta y estar al servicio de la gente sin poner en primer término los intereses personales.”
Buzzi se refirió también al “último Perón, que regresó al país en 1973 y debió hacerse cargo de la conducción del Estado, (a pesar de los enormes riesgos que ello implicaba para su salud, gesto de grandeza que culminó con su muerte – en circunstancias en que los antagonismos políticos se dirimían con las armas en la mano –), y que nos dejó como ejemplo la necesidad de la reconciliación y de sumar todos los esfuerzos para la construcción en común. El abrazo con Balbín, su adversario de siempre, simboliza esa mano tendida”.
Al defender “la vida democrática como expresión de una sociedad plural” señaló que “esto requiere también identidades doctrinarias – por eso hay que fortalecer a todos los partidos políticos que tengan visiones diferentes pero que convergen en la construcción de una plataforma común – y no mezcolanzas donde nadie sabe quién es quién ni qué propone más allá de su propia ambición. Si no hay claridad en la oferta política tampoco hay un compromiso exigible en las conducciones de los partidos y del Estado. Esto es lo que recordamos hoy, en la rica doctrina peronista, para aplicar a las circunstancias actuales”
Fuente:Diario Jornada
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